10 consejos para no pintar
- María Roda
- 9 jun 2020
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 23 ago 2021
1- Evita estar en tu taller, o más bien en ese pequeño espacio de la casa de tus padres del que te apropiaste con rebeldía, pestilente de trementina y aguarrás como él solo. Sal. Escríbeles a tus amigos, y si no tienes, sal a la calle, a alguna discoteca, descarga Tinder, ve al parque y lee un libro que nunca te vas a acabar porque estarás pendiente de los mensajes de watsapp. Vuélvete nómada urbano.
2- No pienses mucho en como te vas a vestir. Evita comprar mucha ropa. A menos combinaciones, menos tentación de combinar colores.
3- Enférmate. Lo máximo que puedas. Contágiate de gripa cada mes, haz que las enfermedades respiratorias te alejen del oficio. Dedícate los días a ver esa serie que no te gusta de Netflix pero que miras porque todo el mundo la está viendo.
4- Emborráchate, toma todo lo que puedas, olvida lo que hiciste la noche anterior. Pásate el siguiente día con un guayabo que no te haga distinguir los detalles del color que genera la luz de la mañana. No quieres saber nada de luz. Sólo quieres un alka-seltzer.
5- Busca arduamente un trabajo. Primero busca en las galerías y espacios artísticos de la ciudad. No te rindas al descubrir que todo el equipo de trabajo son administradores de empresas o publicistas y que ser graduado en Arte no te garantiza, más bien te aleja de estos puestos. Humíllate lo más que puedas. Busca en las páginas más oscuras de la deep web con tal de tener una fuente de ingresos. Esto te mantendrá ocupado y no te dejará pintar.
6- No tengas una rutina, desperdicia cada día de forma distinta.
7- Enamórate, ten una relación tóxica en la que te traten como una mierda pero sigue ahí, persiste de forma enfermiza. Esa persona no te dejará siquiera acariciar la idea de pintar.
8- El arte conceptual es un falso amigo. Puede que al principio te ayude a distraerte de la pintura, pero luego te lanzará a ella cuando menos te enteres. Evítalo a toda costa.
9- No cocines. Cómprate platos pre-hechos, congelados, pide un domicilio. Cocinar te recordará la alquimia de mezclar colores, las texturas, los tiempos, inclusive las composiciones.
10- Cuando menos te dés cuenta, el tiempo se dilatará y habrá pasado un año, luego dos. Los pinceles permanecerán inertes en el frasco de mermelada, ya seco por haberse evaporado toda el agua pigmentada en la que estaban sumergidos. Sabrás que estás curado, te darás cuenta de que el último paso para abandonar la pintura, sacarla de tu vida es deshacerse de todos esos instrumentos. Donarlos a alguna universidad donde falten materiales, botarlos a la caneca. Solo así, la podrás olvidar para siempre. Y así, solamente así, estarás salvado.
Pero si después de intentar ignorar los visos dorados en las hojas de los árboles del Parque Nacional a las 4 pm, si después de intentar sentir asco hacia el adictivo aroma de la trementina, si después de tratar de dormirse sin gastar los insomnios a poner una veladura sobre otra es imposible evitarlo, pinta. Pinta y no busques trabajo. Pinta y no te enamores. Pinta y cocina, y observa y haz de tu vida una alquimia. Pinta y nada como un salmón, contra todo el mundo girando para que no pintes. Y así, solamente así, no te salvarás nunca.
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