Cucarachas en Sants
- María Roda
- 23 ene
- 1 Min. de lectura
La primera bocanada de aire al despertar de una pesadilla es lo más parecido que tiene mi cuerpo a un avión cuando se da contra el pavimento de la pista de aterrizaje.
Debería revisarme las apneas del sueño, porque ya me ha pasado varias veces que me despierto y es como si saliera a la atmósfera después de hacer una inducción por un mar profundo.
—Me alegro mucho que vivas de lo que estudiaste —le dije a mi ex hace dos noches.
—Técnicamente, tú también.
—Bueno...valido tiquets en un museo. No es exactamente ejercer la profesión...pero bueno. ¿Cómo va Z?
Su cara se llena de lágrimas y entiendo que se fueron por caminos distintos. Luego, abre los ojos y gesticula una sonrisa.
—¡Mira!
Estamos en mi cocina. En el suelo, hay una cucaracha. Le coge la pata, mientras esta se menea con su caparazón , antenas y las otras dos patas. Me la pone en el hombro y el bicho me empieza a pasar por todo el pecho.
—Mira, ahí hay otra!
Esta es más grande, y es blanca y negra, parece una vaca, o un piano. La coge de una pata.
—¡Por favor, no más!
Bocanada de aire.
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