El feminismo no es un adorno para vender productos

Casi todas las semanas, en el trabajo, me piden libros "para niñas". Yo dirijo, un poco de manera automática al cliente hacia los de empoderamiento femenino, como ese de "Cuentos de buenas noches para niñas rebeldes". Cuando me piden libros para niños, siempre prefieren el del Diario de Greg o enciclopedias de dinosaurios. Parecería necesario volver a las niñas conscientes desde el principio que son oprimidas por el sistema y han de luchar contra eso, pero a los niños no. Los niños siguen metidos en el mismo paradigma de carritos y dinosaurios y Star Wars. Y la violencia sigue siendo territorio masculino: Marvel, DC... libros para niños, no para niñas. La violencia está mal, pero claro, la batuta es masculina. Una niña violenta se va directo al psicólogo. Un niño violento es normal.

Y entonces recuerdo cómo jugaba yo de pequeña. Mi hermana y yo nos inventábamos mundos divididos en bloques, conflictos bélicos entre las Barbies. Cogíamos y traducíamos lo que pasaba en el país en ese momento y lo convertíamos en una narración de plástico. A lo que voy es que me preocupa lo que está pasando con el paradigma del feminismo y cómo estamos mirando a la infancia. Los niños no son ingenuos y el feminismo no es un adorno para vender productos.