La muerte roja
- María Roda
- 23 ene
- 3 Min. de lectura
-Parce, con todo esto de la Pandemia no puedo más que pensar en ese cuento de Edgar Allan Poe en el que hay un man con resto de poder, como un príncipe o algo asi en plena Peste y que arma severa rumba en su palacio y entonces invita a toda la gente de la corte y el castillo está organizado por habitaciones de diferentes colores.
-Yo no he leído mucho a ese man.
-Es una chimba. El caso es que como que es una fiesta temática, como esas de semáforo que hacían los sancarlistas en Agua de Panelas Internacional, y entonces cada cuarto tiene un significado específico y a las personas les indicaron en la invitación que tenían que irse con máscaras.
-Ajá.
-Por ejemplo está el cuarto azul en el que todo es acuático y la gente toma ginebra y están metidos en un Jacuzzi y está el cuarto naranja en el que las personas bailan reggaeton del viejo y el cuarto verde, que es como una hot-box en la que fuman bareta, y así. Pero hay un cuarto que da tanto miedo, que la gente no se mete porque es así todo edgy, todo border. Re solitario y no, uy zonas, qué visaje meterse ahí.
-No creo que Edgar Allan Poe escribiera eso.
-Bueno, pues así es. Si quieres ahorita vamos a Merlín y te muestro.
-Me da como miedo salir de la casa con esto de los toques de queda. Más bien más tarde lo googleamos. Entonces me estabas contando que el cuarto negro era el de los metaleros satánicos…
-No, ese es el cuarto morado. Este es aún más denso. Este cuarto es como la deep web de los cuartos del palacio. Es oscuro y lo único que tiene es un reloj que hace tic tac, como esos de los de la casa de Paula.
-ja ja , uy no, ya me asusté.
-Bueno entonces el caso es que la gente se empieza a enfarrar y, claro, el man les avisa que para ir a la fiesta, tenían que confirmar haciéndose la prueba y que tales y hay unos escoltas que van revisando cada vez que entra alguien. Y pasan las horas y la rumba se vuelve cada vez más pesada y empiezan a meter tusi, y se ponen a bailar guaracha…
-¿Pero había un aforo definido por cuarto?
-No sé, Sofía. En el cuento Edgar Allan Poe no lo especifica. Pero me imagino que no porque empezaron a jugar pico botella, a meter líneas de perico, a perrear intensamente, a hacer pasarela, a poguear, a pasarse los plones, y todo se comenzó a aletear. Entonces el príncipe se mal viajó porque se había cruzado mezclando tragos
de vodka de lulo con una pastilla que apenas le hacía efecto y se fue caminando por entre los corredores, así todo mareado.
-¿Puedes bajarle un poco al volumen? No logro escucharte bien.- Andrés agarró su celular, que le leyó la huella rápidamente. Oprimió un par de teclas del costado del aparato y Él mató a un policía motorizado empezó a mezclarse con el ruido de los carros que pasaban por la Quinta.
- Bueno, ¿en qué ibas?
-El tipo en medio del mal viaje se metió en el cuarto ese negro y se encontró con una persona. Era un man con una máscara una ceba.
-Uy no.
-Sí, como sin piel, una cara sin ojos así toda ensangrentada.
-Ay, Andrés, qué paila.
-Y no te imaginas. El reloj ese que se parecía al de la casa de Paula empezó a hacer tic, tac, tic, tac y el príncipe, todo mal viajado, hasta que se dio cuenta.
-¿De qué?
-De que lo que tenía en frente era un espejo.


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