La vida laboral es como el Transmilenio
- María Roda
- 30 ene
- 1 Min. de lectura
La vida laboral es como el Transmilenio. A veces uno es de los primeros que se suben, se sienta y ve a las otras personas entrar y salir. Mientras se es espectador de cómo se va acumulando esa lata de sardinas, uno se va ideando un inmenso fractal de estrategias para poder salir. Otras veces uno entra en uno repleto, en el que no cabe ni un alma, pero se mete de todos modos porque sabe que después le va a tocar esperar una eternidad a que llegue otro. En estos prima la Ley del más vivo. No asfixiarse y mantener la cordura es prioridad. También están los ruta fácil. Son cómodos, pero duran poco. Y generalmente están llenos de emprendedores. Sea cual sea el bus, uno siempre se sube con la esperanza de llegar a un punto, poder bajarse y subirse a uno mejor.
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