No hay cartas de papel
- María Roda
- 25 jul 2022
- 3 Min. de lectura

Mi Federico,
Ojalá tuvieras superpoderes de Federman y pudieras volar por los cielos (claro que si fuera así, la policía te la montaría por líder social). Si volaras, vendrías a buscarme y miraríamos todo desde el cielo: Las marchas desde arriba, las motos, las pancartas, la huella que deja la gente al caminar, luego nos iríamos más lejos y miraríamos los nevados, las selvas, los ríos, los océanos.
Estoy en mi casa y no hay nadie. Mi jefa me pide que llame a la gente para confirmar su asistencia en los talleres y si hay algo que odio, es llamar a la gente. Me encantaría tener un trabajo en el que no me tocara interactuar en absoluto. Ayer en la reunión de la vaina que montó Daniel, lo que más me dio endivia fue hablar con gente como Paulina Moncada y otra vieja, que botaban ideas entusiastas e inteligentes para contibuir y sacar algo, hablaban de sus talleres y de las cosas que hacen con una emoción brutal y a mí, no solo no se me ocurría nada, sino que lo único que quería era salir de la reunión y abrirme una cerveza. Daniel se ponía a hablar de ideales, de Nación...yo te conté ayer, pero no sabía cómo definirte "carga simbólica"...creo que es básicamente tratar de objetivo y científico cosas que no lo son. ¿Qué hijueputas va a saber Daniel de si Cali es así porque tiene una gente más parada que Bogotá? ¿Por qué hace esas afirmaciones?
Daniel podría ser un muy buen político: mueve masas, y cree que todas las estupideces que piensa son realidades.
Yo caigo en lo contrario: en la subjetividad absoluta y en la sospecha eterna, pero también en el cinismo y en la desconfianza.
Eso me raya de Daniel y también que solo me escriba para preguntarme cómo vas para ver si se puede materializar el paseo, para pedirme contactos de gente o hablarme de plata. Estoy rayada con él porque siento que es un oportunista.
Estoy molesta con él y con Jesús. Y llevo molesta un buen tiempo y siento que uno no puede pretender que porque el país esté en llamas y vuelto mierda entonces de la nada todos los rayes se disuelven y nos cogemos de las manos como el logo de Unicef.
Anoche me quedé dormida mientras estábamos en videollamada. Tu voz me arrullaba y te sentía cerca. Claro que también la estética de Betty La Fea era en ese momento una vaina absolutamente somnífera y no me acuerdo en qué parte me foqueé, pero fue durante una escena completamente pachuca de una discusión que no se acababa.
Soñé que estaba en una tina, en la tina de mi casa y ponía una película en mi computador, creo que El Sol del Membrillo, o Y tu mamá también y el computador hacía corto circuito porque se mojaba, entonces yo lo sacaba de la tina y era como...mierda, me quedé sin computador. Ahora, ¿cómo podré trabajar? Y entonces luego estabas tú y teníamos sexo, pero siempre había ventanas abiertas, o gente que nos interrumpía. Yo estaba muy caliente, entonces era algo re mamón.
Cuando me desperté, estaba lloviendo y, ¡cómo es de rica la lluvia en Suba en la mañana! No me quería parar de la cama, pero al final, me levanté. Bajé a revisar el guarapo y me dije a mí misma que mi guarapo es el tejido de Penélope: va a estar listo cuando Ulises regrese a Ítaca.
Te extraño.
Un beso virtual,
María.
PD: Hey, conozco unos cuentos sobre el futuro. Hey, el tiempo en que los aprendí fue más seguro.
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