15:15
- María Roda
- 13 nov
- 1 Min. de lectura
De metal, la jaula un caracol
que por el imperdonable pecado:
un caparazón descarapelado
y todos esos cascarones rotos.
Automóviles, taxis, buses, motos
caos de tarde, se pintó con aerosol.
Duermen en la entrada a la ciudad del sol
perdidos entre cielo y pavimento
esos ángeles que todavía cuento
dejaron veintiún zapatos de charol.


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